lunes, 1 de diciembre de 2008

Australia - Parte I

Como no, todos los viajes empiezan con el vuelo. Este fue más largo de lo habitual, 23 horas en el aire, varias horas de tránsito y 3 continentes. Algo así como dos días viajando. Escala en París, luego en Hong Kong, para luego llegar a Sidney. Llegamos de noche justo para ver la ópera iluminada, abrir la boca con un ooooh y cerrar los ojos hasta pocas horas después. Es martes por la noche, y todos estábais boca abajo ¿o eramos nosotros los que estábamos boca abajo?.

"Lost in translation"
6:00 AM y koizumi/o despiertan. La ciudad ronca ajena a nosotros, dos viajeros del otro lado que llegaron por la noche. Desayuno bufet, ¿hora de comer? ¿hora de cenar?. La ciudad comienza a moverse y su metro trambién.
Empezamos con un plato fuerte. Subimos al Sidney Harbour Bridge,al que todos adoran, también conocido como la percha. Las vistas de la ciudad y de la famosa ópera son fantásticas. La bahía es inmensa. Pateo hasta la ópera, más pequeña de lo que esperaba, pero llenita de gente con actitud tranquila y amigable. Continuamos por el inmenso jardin botánico que está al lado, desde el que hay unas impresionantes vistas de la ópera y el puente; a parte de millones de especies de plantas, flores, arboles... Personajes curiosos: chica corriendo con su personal trainer, ejecutivo con su traje echando una siesta en el cesped, indios con su turbante, colegios enteros de excursión, ....





Tras comer en un asiático rodeados de oficinistas nos vamos fuera de la ciudad a pasar la tarde en Bondi Beach. Tras el viaje en metro un breve paseo en autobus. Llegamos a la playa de Sidney. ¿Qué son esas cosas negras del agua?  Son surfers. Tooooodo el mundo que está allí hace surf, no importa sea dentro o fuera del agua. El caso es disfrutar con las olas y aprender el deporte nacional del sur de Australia.




A quien madruga ...
3:00 AM. "Lost in translation", a lo bestia. El reloj cambiado antes de que el sol nos diga que es de día. Hoy cogemos el Ferry desde Circular Quay hasta Balmain, al otro lado de la bahía. "Madrugamos " tanto que nos cruzamos con toda la gente que va a trabajar, en bici, con patines, corriendo .... Todo el mundo está en la calle haciendo deporte, a todas horas. A veces nos preguntamos ¿a qué hora trabaja la gente?



En el Sidney Fish Market vimos vender ostras como el que vende pipas. Baratas no, tiradas de precio si las comparamos con nuestra lejana España. Era demasiado pronto para comer, o eso decía  la tripita. Fue muy divertido ver a los asiáticos ir a comprar atún fresco en piezas, suponemos que para hacer sushi, ver a los pescaderos limpiar peces a la velocidad del rayo, un atún mas grande que yo, cangrejos azules, pulgas de mar, langostas gigantes, bares de sushi fesquísimo. Una gozada. Las gaviotas a la puerta hacían cola impacientes hasta que llegara su turno. Nos encantan estos sitios.




Tarde en Circular Quay, montamos en monorail, un trenecito que recorre la ciudad por lo alto



y cotilleamos en los grandes almacenes David Jones,



Ya sabía que tenían Nars, no me equivoqué, pero ... que precios. Que abuso, no os hacéis una idea. Y las marcas europeas, Chanel, YSL, ... bueno eran la créme de la créme. No vi nada de Shu, pero imagino que los precios estarían acorde al resto. También estuvimos viendo zapatos, era curioso ver zapatos carísimos (Prada, Channel, Jimmy Choo...) junto a zapatos de mercadillo. Todo muy caro y un poco feo, para que engañaros.


Llegaremos .... o no.
Hoy estrenamos el coche (Toyota corolla familiar). El hecho de coger un coche en un país donde se conduce por el lado contrario es ya de por si un aventurón, y si lo coges en una gran ciudad más todavía, eso si las reglas muy básicas:
no vale dejar al copiloto estampado contra el primer camión que veamos y
no vale convertir el toyota en un twingo.
Incumplirlas reduce las posibilidades de éxito en esta tarea. Aún así los dos llegamos sanitos y el coche también, aunque hubo sustos, sobre todo el primer día. Ah y si alguna vez os toca, coche automático, sino serán demasiadas cosas a tener en cuenta.

Salimos de Sidney y de repente se descubre ante nosotros un país inmenso. Todo es campo. Destino Canberra, la capital de Australia, y una ciudad sosaina donde las haya. Entre los de Melbourne y los de Sidney al no ponerse de acuerdo donde situar la capital, decidieron montar una ciudad desde cero justo en el medio de las dos. Para nosotros fue una ciudad de paso sin mucho que ofrecer, un asiático para comer sopa picante, tan picante como rica, un lago para dar paseos, y unas nubes dispuestas a aguarnos el paseo. Hubo sopa por partida doble.




Fish, chips and sun

Hoy es sábado, y la ciudad duerme



Salimos pitando de Camberra y que mejor plan que desayunar al lado del mar con el sol acariciándonos la piel,



o comer en un restaurante flotante el plato típico de Narooma: fish and chips,




o quizás un paseito de tarde por el Mimosas NP.




Todo mereció la pena.

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