jueves, 4 de diciembre de 2008

Australia - Parte IV

El corazón de Australia

Hoy ha sido un día duro de carretera, muchos kilómetros bajo el sol abrasador. Es curioso levantarse con 3º y que al mediodía haya 25, aunque la sensación térmica es de bastantes mas grados. Normal que no haya plantas, que la tierra sea roja, que los canguros troten a sus anchas, que no haya ni coches en la carretera, ni gasolineras para llenar los depósitos, ni médicos, ni pueblos, ni gente, solo negro asfalto y tierra roja. Todo era así hasta que lo vimos a lo lejos ....



Es Uluru, una piedra mágica en mitad del Outback y en el centro de Australia. Impresiona lo mires por donde lo mires, y sorprende ver a otro español tan perdido como tú y tan lejos de casa. Agradables anécdotas del viaje, y planes futuros de intercambio de fotos. Tipico de los viajes.


Kata-Jutu y las Olgas



Merece la pena levantarse a las 6:30 para ver amanecer junto a uno de los símbolos australianos por excelencia. Sorprenden las distintas tonalidades de las que se va tiñendo la roca.




Hoy es un día tranquilo y soleado, con poco viento en la base, aún así la ascensión está cerrada por fuertes vientos en la cumbre. Todos los años muere algún turista despeñado. Los aborígenes son los dueños de esta tierra y no les gusta en absoluto que subamos, al fin y al cabo es como su catedral, y nosotros nunca nos subiríamos a una.

Lo que más impresiona de Uluru es que la mole que vemos es una sola piedra, esto por si solo ya impresiona, pero se cree que es como la punta del iceberg, dentro de la tierra están 2/3 más de roca, lo que confiere a este lugar un halo de misterio que le deja a uno empequeñecido ante semejante belleza.

Cerca de Uluru están las Olgas, más altas que su vecino pero menos impresionantes al ser conglomerados de piedras. En la ruta de los vientos, vimos a este wallabie despistado.



Las Olgas, ¿a qué son preciosas?



Los Otros



Carretera y manta (y coca-cola en los pubs)


Una gasolinera cualquiera. Sin comentarios.




Emú. La noche anterior nos acabamos comiendo a un primo hermano suyo, y realmente estaba delicioso. Mucho más que el canguro y no menos rico que el cocodrilo. Como dicen, "allá donde fueres haz lo que vieres".



Ocres, rojizos, y .... flores!


La naturaleza siempre se muestra espectacular y sino mirad,

una garganta "normal" en mitad del desierto



y a la hora del mediodía ....



que junto con las plantitas del entorno








son el mejor escenario para celebrar una boda.



Esta es la garganta de Ormiston, en época de lluvia corre por aquí un torrente peligrosísimo. Ahora es invierno y está seca. Los peces en esta época de escasez de lluvias se sumergen en la tierra y quedan así quietitos e invernando hasta épocas mejores. Al ser un terreno llano, en cuanto caen unas gotas los ríos corren estruendosos y los peces se desperezan y vuelven a la vida. Estos ciclos de lluvia-sequía pueden durar hasta cuatro años.



Aunque no se aprecia bien en las fotos, las piedras eran lilas y el contraste con la pared rojiza era impresionante



Aquí empezó nuestra pérdida de rumbo (y no es broma)



de repente todo parecía igual, salimos de la graganta y el calor empezó a hacer mella, y nosotros con una botella de medio litro de agua, ahora desde el sofá de casa me da hasta risa. Y todo lo amarillo que véis no son hierbas secas sin más, secas son pero pichan como demonios, se iban clavando en los tobillos como finas agujas.



De repente ... vimos un sendero ...



que subía y bajaba ... ¡qué sed!



qué calor, qué de piedras, ni una sombra, y esos pinchos amarillos como pican, oh! se ve la garganta a lo lejos, ... y los coches. Yupi!! llegamos. Aunque al final, tras el susto se nos hizo de noche en la carretera.


2 comentarios:

Adaldrida dijo...

¡qué fotos más chulasssss! ¿Las hiciste tú?

Ara dijo...

Siii! ¿A que son una preciosidad?

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